lunes, 3 de diciembre de 2007

La Ilustración

Hilde comenzó a leer sobre el Renacimiento cuando su madre regresó y le preguntó si no había ido a la iglesia ella le dice que si pero su madre le dice que si fue en camisón, y Hilde le explica que estuvo en la Iglesia de María, una vieja iglesia de la Edad Media, entonces ella le explica que está leyendo algo interesantísimo y cuando su madre le pregunta cuál fue el regalo de su padre ella le dice que es sólo un cuento.
Ella comprende el sistema de las postales las fechadas antes del 15 de junio le llegaron directamente pero el resto su padre las colocó dentro de la historia de Sofía.
Coincide con el profesor Alberto en que su padre se extralimitó al compararse con Dios.

Después sigue leyendo y llega al mismo punto en que Sofía se quedó cuando sale en medio de una tormenta de casa de Alberto y su madre la sigue y le pregunta que qué es lo que les está pasando y Sofía dice que es una pesadilla, después interrumpe la madre de Hilde la lectura porque está preparada la cena.
Durante el festejo Hilde se pregunta que quizás no fuera una tontería tan grande llamar pecado original a la necesidad del hombre de saber.
Posteriormente le pregunta a su madre que si no ha visto su cadena de oro y ella le dice que si que la encontró en el muelle, cuando su madre la va a buscar a su joyero no la encuentra cosa que a Hilde no le sorprende en absoluto.
Hilde sigue leyendo el curso y descubre que a Sofía despierta después del día tan convulso de la tormenta su madre la despierta con un regalo y su desayuno (por cierto parecidísimo al de Hilde).
Recibe una llamada de Alberto en el que le explica que lo de un día anterior sólo fue dinamita y que ellos realmente si existen y que lo que le está pasando se llama angustia existencial y le explica que la cuestión no es si existen o no sino qué son y quiénes son.

Hilde concluye después de leer esta parte que Alberto tiene razón y que su padre no es omnipotente y pueden hacer cosas mientras su padre sigue escribiendo.
Al llegar Sofía al lago y después de recoger dos postales, una dirigida para ella y otra para Hilde, Alberto continuó con el curso de filosofía explicandole la Ilustración, movimiento surgido en Francia a mediados del siglo VXIII y que abarcó siete puntos:


1º.- Rebelión contra las autoridades.

2º.- Racionalismo.

3º.- La idea de ilustrar.

4º.- Optimismo cultural.

5º.- Vuelta a la naturaleza.

6º.- Cristianismo humanizado.

7º.- Derechos humanos.

La rebelión contra las autoridades: Varios filósofos franceses de la ilustración visitaron Inglaterra, quedando fascinados por las ciencias naturales inglesas. A su vuelta a Francia comenzaron a atacar a las viejas autoridades. Pensaban que había que adoptar una postura un tanto escéptica ante todas las verdades heredadas y que el propio individuo debía buscar la respuesta a las preguntas. Esta rebelión contra las viejas autoridades se dirigía en parte contra el poder de la iglesia, del Rey y de la nobleza. Esto llevó a la revolución. También defendían la idea de valorar la infancia.


Las nuevas ideas llegaron y la palabra clave es racionalismo mucho llaman a la época francesa de la ilustración racionalismo. Los filósofos de la ilustración consideraron su cometido construir una base para la moral, la religión y la ética de acuerdo con la razón inalterable de las personas.

Esto condujo a la propia idea de ilustrar, ahora hacía falta ilustrar a las grandes capas del pueblo, porque esta era la condición previa para una sociedad mejor. Pensaban que la miseria y la opresión se debían a la ignorancia y a la superstición por lo tanto había que tomarse muy en serio la educación del pueblo. La obra más representativa de la ilustración es la enciclopedia.

El siguiente punto era el “El optimismo cultural”: Pensaban que en cuanto se difundieran la razón y los conocimientos, la humanidad haría grandes progresos

Algunos de los filósofos ilustrados fueron partidarios de “La vuelta a la naturaleza”. Para los filósofos de la época “naturaleza”/” razón” era lo mismo; Ya que la segunda proviene de la primera. Señalaban que los pueblos naturales a menudo eran más sanos y felices, debido a que no estaban “civilizados”. Rousseau lanzó la consigna “volver a la naturaleza”. Porque es buena y el hombre es bueno por naturaleza. El mal está en la sociedad. También pensaron que había que colocar a la religión en concordancia con la razón natural de los hombres.

Muchos lucharon por lo que podemos llamar “concepto humanizado del cristianismo”. Había que eliminar del cristianismo todos aquellos dogmas irracionales que se habían añadido a la sencilla predicación de Jesús en el curso de la historia de la iglesia.

Otros defendieron el “Deísmo”, que viene de una idea que dice que Dios creó el mundo hace muchísimo tiempo, pero que desde entonces no ha aparecido ante el mundo. De esta manera Dios queda reducido a un “ser superior” que solo se da a conocer a los hombres mediante la naturaleza y sus leyes. Los filósofos de la ilustración lucharon activamente a favor de lo que llamaron “Derechos naturales”, o “Humanos”.

Estaba en contra de la censura y a favor de la libre imprenta. Había que garantizar el derecho del individuo a pensar libremente y a expresar sus ideas referentes a la religión, la moral y la ética. Además se lucho contra la esclavitud de los negros y además de un trato más humano. Pero cuando hablamos de los derechos de los hombres, nos referimos exclusivamente a los hombres y no a las mujeres. Fue precisamente en la Revolución Francesa donde se vieron las primeras manifestaciones de las mujeres, que tuvieron sus frutos más adelante. El Mayor –ese ser misterioso que le escribe a su hija Hilde por medio de Sofía- comienza a hacer de las suyas y, mediante un monstruo marino- le recuerda al maestro Alberto la frase que esconde el espíritu de la Revolución Francesa: Libertad, igualdad, fraternidad. Que es el tema de la Revolución Francesa.
Se debe ilustrar al pueblo para conseguir una sociedad mejor, había que tomarse en serio la educación de los niños. La obra cumbre de la Ilustración es la Enciclopedia.

Los filósofos de la ilustración, junto con algunos científicos y estudiosos, la publicaron entre 1751 y 1772 sumando un total de 28 volúmenes, de ahí que a estos filósofos también se les conociera como "Los Enciclopedistas". La fuerza de las ideas devino en una Revolución que terminó con las monarquías. Montesquieu 1689-1755, Rousseau 1712-1778, Voltaire 1694-1778 son los nombres más notables de esa época.
Nada más que se extendieran los conocimientos y la razón, la humanidad progresaría. Los filósofos ilustrados creían en Dios. Claro está, algunos eran ateos, pero otros no. Se consideraba razonable creer en la importancia del alma.
En 1789 fue aprobada la Declaración de los Derechos Humanos.
A la mujer no se le consideraba con los mismos derechos que el hombre, por tanto, muchas se revelaron aunque no consiguieron nada. Entre ellas Olympe de Gauges.

La madre de Hilde llama a su hija, quien suspende su lectura del Mundo de Sofía para unirse a la celebración de su cumpleaños.

Esa noche, el padre de Hilde la llama por teléfono para felicitarla de nuevo –en serio- por su cumpleaños y preguntarle si le gustó su regalo.

La comunicación dentro de la época de la Ilustración:

La prensa alcanzó durante este periodo mucha divulgación. Destaca el tipo de periódico llamado “espectador” (parecido al The Spectator inglés), que consistían en ensayos críticos sobre la sociedad y las costumbres. Otro tipo de prensa incluía textos literarios como poesías y no sólo de autores importantes, sino también de los lectores.

En periódicos y revistas se publican poesías y obras narrativas, adecuándose éstas al espacio, estilo y periodicidad de la prensa: adquirieron popularidad y rapidez de difusión. Facilitaba el vínculo de la literatura con los demás aspectos de la vida: ideas, política y sociedad. El periódico adquiere un carácter de ficción literaria con la moda de la novela epistolar. Es como una obra de ficción literaria en la que el hilo conductor de un número al siguiente viniese dado por un personaje ficticio, tertulias con corresponsales o intercambio de epístolas.

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