lunes, 3 de diciembre de 2007

El pizarrón en blanco de Locke

El curso sigue con los empiristas británicos. El empirismo, es el punto de vista filosófico de que no tenemos ningún contenido en nuestra conciencia; primero, el conocimiento se filtra por nuestros sentidos y por la experiencia. Para los empiristas británicos era muy importante analizar todas las ideas humanas, el primero fue el inglés John Locke que vivió entre 1632 y 1704.

Los racionalistas del siglo XVII fueron pues cuestionados por los empiristas en el siguiente siglo. Locke se preocupa fundamentalmente por el origen de las ideas y conceptos del ser humano y se pregunta si podemos fiarnos de lo que captan los sentidos. Según Locke, la conciencia se encuentra al nacer tan vacía como un pizarrón en blanco que empieza de inmediato a llenarse de información. Distingue entre sentir y reflexionar y subraya que la conciencia no siempre es un receptor pasivo, sino que ordena y distribuye las sensaciones que va asimilando. Las sensaciones en conjunto forman conceptos.
Su libro más importante se tituló Ensayo sobre el conocimiento humano publicado en 1690, intenta aclarar dos cuestiones: en primer lugar pregunta de dónde recibe el ser humano sus ideas y conceptos, en segundo lugar si podemos fiarnos de lo que nos cuentan nuestros sentidos.
También abogó por la libertad humana y fue de los primeros filósofos modernos que se preocupó por la igualdad entre los sexos.


Locke y la comunicación

Locke comienza afirmando que para examinar la IMPERFECCIÓN de las palabras es necesario primeramente considerar su uso y finalidad. En este contexto diferencia un DOBLE USO de las palabras: A) Como registro de nuestros pensamientos. B) Como comunicador de nuestros pensamientos a los demás.
Locke afirma que los MODOS MIXTOS son susceptibles, en su mayor parte, de gran incertidumbre y oscuridad. Y es que, según Locke, los modos mixtos significan siempre ideas muy complejas que provocan gran confusión cuando se quiere provocar en el oyente la misma idea que significa en la mente del hablante.
Por lo que se refiere a las SUBSTANCIAS su imperfección se debe a razones distintas a las presentes en los modos mixtos. Y es que las palabras que expresan ideas de substancias parecen conformarse a la realidad de las cosas y, por ello, no tenemos la libertad, como sucede en los modos mixtos, de formar combinaciones sin más.


Locke finaliza este capítulo afirmando que los nombres de las IDEAS SIMPLES y de los MODOS SIMPLES son los menos dudosos e imperfectos. Y es que los nombres de la ideas simples significan un percepción única e inmediata lo que explique que raramente yerran, en cualquier lenguaje, aquellos que emplean nombres de ideas simples como, por ejemplo, blanco, dulce, amarillo o amargo. Por la misma razón, los nombres de los modos simples raramente conducen a la duda y a la incertidumbre. Esto puede verse claramente en el uso de palabras referidas a las figuras y a los números. ¿Quién - se pregunta Locke - podría equivocarse (sabiendo lo que significan) al explicar el significado usual de siete o de triángulo?

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